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Voto de Kyrios:
3
Drama Historia de Bernadette Soubirous (Jennifer Jones) y el misterio de la aparición de la Virgen en Lourdes (Francia) en 1858. Cuando a Bernadette, una niña asmática, se le aparece la Señora vestida de blanco, cambia sustancialmente la vida del pueblo de Massadiel, donde surge un manantial cuyas aguas curan a los peregrinos enfermos. Estos hechos serán exhaustivamente investigados por la Iglesia, los médicos y toda suerte de expertos. (FILMAFFINITY) [+]
17 de junio de 2018
5 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Año 1943. El mundo se está desangrando en una Guerra absurda. El Nazismo contra el Comunismo. El telón de fondo perfecto para que una película tan mediocre como The Song of Bernadette (La canción de Bernadette, 1943) arrasara en taquilla y crítica. Lo cierto es que la película de Henry King, un cineasta que hoy denominaríamos como un gran artesano (pero sin más que eso) está montada de una manera formalmente aceptable, pero carece de cualquier otro interés.

La película adapta la novela de Franz Werfel, un judío austríaco que se vio obligado a emigrar por la anexión Nazi y que quedó impresionado por su visita a Lourdes. La obra adapta precisamente la historia de la joven Bernadette y fue publicada en 1941, dos años antes del estreno del filme. Fue un auténtico éxito, convirtiéndose durante un año como libro más vendido en la lista de Bestseller del New York Times.

El guión está basado en los supuestos hechos reales que sucedieron en el 1855, cuando una pequeña adolescente de catorce años, Bernadette Soubirous, revolucionó la campiña francesa al reconocer en el pequeño pueblo de Lourdes que había presenciado a la virgen. La aparición no se detendría ahí, sino que seguiría para regocijo del pueblo, curiosos, creyentes y cualquiera con un mínimo interés con otras apariciones celestiales, que acabarían por convertir Lourdes en lo que conocemos hoy en día, un santuario de peregrinación. No toca aquí dilucidar lo que realmente presenció Bernadette. El guión nos presenta la película de la misma manera que lo haría cualquiera novelucha de tres al cuarto, con una planicie narrativa que no requiere demasiado interés.

La cuestión no es si se trata de cine religioso o no. No creo que haya filmografía más religiosa que la de Carl T. Dreyer, y a nadie se le ocurriría decir que su cine carece de grandeza. No, el problema es otro. Y es que la película de King es una de aquellas películas que podríamos calificar como obras de misionero. Y es que desde prácticamente el inicio del cine, este ha servido como instrumento para multitud de fines propagandísticos, y la religión ha sido uno de ellos. Muchos filmes se utilizaban como propaganda religiosa, como un efecto similar a la magia, cautivando a la audiencia. Ese cine folletinesco es el único que destaca en la película de Henry King.

Pongamos como ejemplo, la descripción que hace el filme de la pobreza de la familia de Bernadette, que toma aproximadamente la primera parte del metraje, unos treinta minutos más o menos. Bien, la historia nos dice que la familia de Bernadette era lo que se dice pobre, pero no una pobreza de hoy en día, sino del siglo XIX. Es decir, muchos de los hermanos de Bernadette no sobrevivieron, e incluso sabemos que ella llegó a vivir en un calabozo, en unas condiciones sanitarias infrahumanas. ¿Qué nos muestra la película? Que evidentemente la familia de Bernadette es pobre, pero nunca se pretende que el espectador se sienta mal. Ni un ápice de rastro de la suciedad que debería haber existido realmente. Todo es obvio, el público americano del 1943 no estaba preparado para sentirse asqueado, ni aunque la realidad así lo demandara.

Más allá de ello, la obra no ofrece nada, y sigue el manual de primero de hagiografía básica. La fe de la joven se topará de bruces con la incomprensión, tanto de otras autoridades religiosas, como de su familia en un primer momento o de las autoridades civiles. Nada que no hayamos visto en otras ocasiones. Por si fuera poco, King no está demasiado inspirado en la creación de las escenas oníricas y los momentos de las apariciones marianas son de lo más corrientes que uno puede echarse a la cara, con escenas prefabricadas. Incluso King cae en el error de mostrarnos la propia Virgen (una simple actriz vestida de blanco), algo que destruye cualquier atisbo de misterio. A eso se le añade los típicos coros celestiales que tenemos en mente.

La música estaba pensada en un primer momento para que la compusiera el célebre Igor Stravinsky, aunque finalmente el estudio se decantó por Alfred Newman, que compuso una banda sonora mucho más convencional de la que podría haber hecho el ruso. Tampoco sobresale, ni para bien ni para mal, en la película.

https://wordpress.com/post/neokunst.wordpress.com/8343
Kyrios
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