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Voto de Kyrios:
3
Terror. Drama Un hombre, que es hallado en estado de delirio, ingresa en un hospital: no recuerda nada y permanece como ausente hasta que la presencia de una muchacha que dice conocerlo provoca en él una violentísma reacción. Enclaustrado y con camisa de fuerza, recupera la memoria: durante un viaje de negocios sufre un accidente y va a parar a un caserón habitado por una familia muy supersticiosa. El horror se apodera de él cuando ve cómo uno de los ... [+]
11 de enero de 2014
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Años setenta italianos y terror son unas combinaciones bien conocidas. Y es que fue en el país de la bota donde se dio una larga lista de directores como Mario Bava o Dario Argento que produjeron grandes y numerosas películas de terror. Con unos rasgos muy determinados en este tipo de producciones de serie B, además de estos dos directores también surgieron otras figuras de menos nivel, como Giorgio Ferroni.

La carrera de Giorgio Ferroni es prototípica de este tipo de producciones. Aparte del género de terror, también cultivó las películas históricas ( o deberíamos decir mejor pseudohistóricas) como el león de Tebas (1964) o la Guerra de Troya (1961) e incluso algún Spaghetti Western con un Dólar agujereado (1965) o el pistolero del diablo (1968). En realidad estas películas no dejaban de ser un escaparate que trataba de captar siempre el mismo tipo de público, que no deseaba ver películas complejas ni tramas bien desarrolladas, sino que pretendía evadirse con película que eran bastante ligeras y que daban acción y violencia a raudales así como alguna escena subida de tono (especialmente en el género de terror, donde siempre vemos alguna pequeña Diva enseñando carnes).

La noche de los diablos, realizada en el año 1972 es pues una película prototípica de todo este subgénero italiano de serie B. Basada en un cuento del escritor ruso Aleksei Tolstoi, este relato terrorífico ya había sido adaptado por un mismo italiano, el célebre Mario Bava y Salvatore Billitteri en las tres caras del demonio en el año 1963Si resulta interesante La noche de los diablos es porque es una película prototípica que nos permite distinguir algunas características tan propias de esta cinematografía.

Por ejemplo, el relato central de la película ya nos da una buena muestra de lo que abunda en este tipo de películas. La historia de la maldición familiar no deja de ser una excusa para que Ferroni nos proporcione un cóctel aparentemente subversivo donde se mezcla Zombis y vampiros con elementos religiosos. Un poti poti de lo más increíble que apenas trata de desarrollar (al fin y al cabo no sabemos nunca exactamente que son los malvados seres en los que se va convirtiendo la familia, no se especifica correctamente en la película) y que sirve al director para enseñar unas intensas dosis de violencia sangre…y carne.

El principio ya resulta más que paradigmático. En una ensoñación lírica que tiene nuestro personaje principal observamos una secuencia bastante interesante en la que aparece quizá lo más macabro de toda la película, incluyendo una violenta escena en la que se nos muestra a todo color (con una fuerza dramática muy salvaje) el arrancamiento de un corazón humano. Poco importa que dicha secuencia poco tenga que ver con la película, pues le sirve a Ferroni para que el espectador del momento se quedara congelado en sus asientos nada más empezar la película.

Una característica muy común de estas películas son las enfermedades mentales, así como el tratamiento pseudocientífico que se da de ellas y como este se mezcla con la superstición. En esta ocasión sólo aparece en un determinado momento en la película, pero todo el tema de la desviación mental sirve muchas veces para explicar comportamientos o visiones oníricas (como en este caso) con la que los directores pueden explayarse como ellos quieran.

Lo insólito, lo macabro es algo con lo que juegan estas películas para tratar de dotar a la película de una atmósfera extraña. La noche de los diablos exagera precisamente la trama ocultista y el misterio de la película hasta unos límites quizá exagerados. Hasta la mitad del metraje la superstición y la leyenda maligna que hay detrás de la familia aún no se le ha revelado a nuestro protagonista principal, que desesperado, intenta intentar averiguar qué está pasando. El problema es que cuando Ferroni desvela el misterio uno ya está cansado de tanta habladuría. Y que no se nos olvide la carne. Al fin y al cabo que hubiera una secuencia subida de tono (en este caso unos inocentes pechos) aumentaría claramente las ventas y el éxito de la película. En el caso que nos ocupa es una secuencia prescindible, y así lo debió de pensar la censura española, que recortó bastantes partes del metraje.

Hasta formalmente podemos encontrar unas composiciones arquetípicas. No hay ni un primer plano que esté realizado expresamente. Cuando Ferroni nos quiere enseñar algún objeto en detalle, lo que hace es realizar un zoom hacia adelante. Sergio Leone y sus duelos habían hecho mucho daño y su influencia formal marcó sin duda una generación, como lo podemos comprobar en este tipo de películas. Por otra parte las composiciones y la puesta en escena son bastante simples, y Ferroni simplemente se dedica a colocar la cámara en los sitios que a él más le convenga, sin que detrás de cada encuadre exista una razón lógica o aparente.

Y por último deberíamos hablar del limitado presupuesto con el que se afronta la película. Para siempre quedará en nuestra memoria el pésimo maquillaje de los seres zombies/vampiros así como la mano de plástico cortada que aparece como no, enfocada después de un zoom salvaje del director italiano.

http://neokunst.wordpress.com/2014/01/11/la-noche-de-los-diablos-1972/
Kyrios
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