Recuerdo como si fuese ayer la polémica que arrastró ésta película en su tiempo. No era una película más, era la película donde habían matado accidentalmente a Brandon Lee, hijo del mítico Bruce Lee. Aún hoy 22 años más tarde, me sigo preguntando en que cabeza entró la posibilidad de meter un arma cargada en un set de rodaje. Mi cabeza no tiene ni un solo hueco para ésta idea. Pero tristemente hemos comprobado que es posible y Brandon lo reafirma.

Quizás la película habría pasado con más pena que gloria sin este hecho en si y os lo dice un tío que flipa con este tipo de historias basadas en cómics y ambientadas en la atmósfera gótica. Porque realmente lo que nos interesa es la historia de venganza de Eric por su asesinato y el de su novia un día antes de su boda. Curiosamente le ocurría lo mismo al actor en la vida real, su fecha de boda estaba próxima con su novia Eliza, de ahí la dedicatoria en los créditos finales.

Debido a lo avanzado de la tecnología, se pudo terminar la película con escenas del actor rodadas anteriormente. Su compañero de trabajo y autor material del disparo fatídico, Michael Massee, muerto recientemente en octubre pasado, pasó mucho tiempo sin poder actuar debido a este hecho el cual él describía como...difícil de superar. Sin embargo en su defensa hay que decir que por cuestiones de presupuesto, se usaron balas de verdad a las cuales se les retiraba la pólvora, volviéndolas indefensas, pero al repetir una escena en la que Brandon no había quedado conforme y por una confusión entre las balas de verdad y las preparadas, ocurrió la desgracia.

En cuanto al film, decir que ayuda mucho en la temática el hecho de rodar todo bajo la oscuridad, pero para el espectador se vuelve muy jodido, y en cuanto a los flash backs, si me los muestras un segundo para explicar algo en concreto, me voy a quedar igual que al principio. Hay pocos personajes secundarios, con lo cual la película se vuelve muy simple, que no aburrida ojo.

De las mejores adaptaciones de cómics que he visto.