Cuando me dispuse a ver Nadie con Bob Odenkirk, me vino a la memoria su participación en la grandísima serie Breaking Bad y su personaje de Saul, rodeado de gente peligrosa y peligros varios, violencia, etc. Y me dije en aquel momento, que pena no haber visto el lado violento en la serie de este alocado abogado.

Pues Nadie es tan sorprendente con el personaje del padre de familia, como lo fue en la serie. Un tipo normal, corriente, al que no le gusta meterse en problemas y el cual lleva una vida muy rutinaria, al estilo de la película de Bill Murray, Atrapado en el tiempo. Y me dio la sensación de que la cosa no me iba a molar demasiado. Pero un suceso dramático en casa, hace que la peli despierte y sobre todo el personaje del padre, es ahí donde esto cobra un interés máximo, donde vemos una transformación al estilo Heidenberg en la serie anteriormente mencionada y donde el cine de Tarantino en su máxima potencia, comienza a aparecer delante de los ojos del espectador.

Ya no habrá tiempo para pestañear, ni para pensar, ni meditar, entraremos en una espiral de violencia y de desarrollar a un personaje que a medida que va avanzando el metraje, iremos descubriendo más de su pasado, al estilo Una historia de violencia de Viggo Mortensen.

A mi me ha encantado, su trama, su argumento, su desarrollo, su violencia, su comedia, muy entretenida.