Voy a comenzar destacando lo mejor de la película sin dudas. Ni es que la historia esté basada en hechos reales, ni el argumento a base de familias desequilibradas y con afán de éxito, ni el mundo de la droga después de rozar con la punta de los dedos la cima de la fama. Ni tan siquiera los combates de boxeo que veremos son para recordarlos poco después. Lo que mantiene el interés de principio a fin, es la magnífica interpretación una vez más, de ese camaleónico personaje llamada Christian Bale.

Ya lo hizo una vez en el maquinista, donde se le podía hacer una radiografía con la única ayuda de una vela, se quedó en los huesos literalmente hablando. Pero no pasa nada, que hay que rodar Batman, pues subo 30 kilos y recupero el tono muscular... ¡¡¡¡ impresionante !!!! Si en lugar de verlo en pantalla, me encuentro a este tipo por la calle, bajo la caracterización del personaje de esta cinta, me creo de todas, que es un yonkie apunto de palmarla. Incluso en el mismo trabajo una vez que entra en la cárcel, sale con un aspecto de una persona normal. Me quito el sombrero, oscar merecidísimo.

Mark Walhlberg..., um, um, um...¿pero es actor este tipo? Vez cien pelis suyas y siempre tiene la misma cara, así no vas a llegar a ningún lado machote. Aquí te salva el hecho de llevarte el papel protagonista por tu físico, pero si nos referimos a tu actuación, floja de narices, rozando lo patético. Con el peso que tenía esta historia, y se la han dejado al cara cartón. Ward protagonizó una serie de tres peleas con Gatti que forman parte de la historia del boxeo, por enfrentarse dos luchadores que abusaban del cuerpo a cuerpo, que acababan los combates molidos a golpes y con los rostros desfigurados... pero que siempre se abrazaban después del último asalto, ante todo eran excelentes deportistas. Pues no vemos nada de esto en su historia, solo se centra en como se convirtió en campeón del mundo en su peso, y como era el ambiente donde se entrenaba, con una madre y un hermano más pendientes de llenar sus bolsillos de dólares y fumar crack, que de ocuparse en convertirlo en un gran boxeador. Por cierto, Melissa Leo se come la pantalla ella solita, ninguna de sus siete hijas, ni de sus dos maridos es capaz de hacerle sombra durante el film, es El Patriarca de la familia, ella manda, ordena y ejecuta, aunque le saldrá una nuera un poco respondona que hará tambalear esa balsa de aceite en la que solía vivir.


La moraleja final es que cuando las cosas se hacen bien y con cabeza, tienen más posibilidades de éxito.