En la vida todo es relativo según como se mire. Un día de trabajo se te puede hacer eterno, sin embargo un mes de vacaciones te pasa en un abrir y cerrar de ojos.

Con las cosas que nos encontramos en la vida ocurre lo mismo, todos tenemos sueños, unos más grandes y otros no tantos. Y quizás para ambos es la forma de alcanzar la mayor de las felicidades. Uno puede ser feliz yendo de vacaciones a un crucero y otra persona sentiría lo mismo, sentada en una terraza, tomando un café con la persona amada.

Los principios del cuidado trata sobre como disfrutamos de la vida, independientemente de la situación en la que nos encontremos. Todos tenemos problemas, unos más grandes y otros más pequeños, unos que se pueden resolver y otros que jamás serán resueltos, pero todos coincidiremos en lo mismo, siempre existirá una razón para sacarnos de nuestra zona de confort y buscar ser felices, aunque sólo sea por un rato.

Ben es un tipo que debido a un hecho dramático en su vida, quiere darle un giro de 180º y decide encaminar su vida laboral hacia otra dirección, ¿el problema? Que no tiene experiencia en la materia en la cual acaba de aterrizar y si además le añades que su primer cliente como cuidador, es un chico con distrofia muscular, pero más listo que el hambre y con un sentido del humor más negro que el sobaco de un grillo, tenemos la historia montada.

Rob Burnett nos regala una película maravillosa, jamás entrará en la lucha por ninguna estatuilla, ni falta que le hace, pero nos cuenta una historia donde prima el amor, la empatía, el coraje y la determinación para hacer aquello que nos dicta el corazón, a pesar de tener todo y a todos en contra. Si hay una razón para hacerte feliz, persíguela con ahínco, ese es el principal mensaje de la historia.

Los personajes funcionan a la perfección, la química entre el dúo protagonista, Paul Rudd (Ben) y Craig Roberts (Trevor) es lo que la mantiene viva y divertida, el resto de secundarios, ni fú, ni fá, donde incluyo a Selena Gomez que la podrían sustituir por cualquier actriz que os viniese a la cabeza, que daría exactamente igual, ni chicha, ni limoná.

En resumen, entretenida road movie con muchos momentos para las risas y también para reflexionar sobre las cosas importantes de la vida.