Si analizamos un poco la carrera de Walter Hill, encontramos a esta película como fuera de sitio, alejada de lo que suele hacer de forma más regular, con ello no quiero decir que sea un mal producto, sino que se nota que no es el género donde se maneje mejor.

Es curioso que el principio es bastante prometedor, un chico blanco amante de la música negra y muy curtido en ella, busca a un antiguo cantante de blues, el cual le puede dar una canción que falta de un repertorio para poder hacerse un hueco en el panorama musical. Lo malo del plan, es que ese personaje está encerrado en una residencia de ancianos, y no quiere reconocer que se trata de él mismo. Es aquí donde nuestro protagonista sacará a relucir su ingenio y sus trucos para conseguir su fin, por encima de los medios. Con un dúo protagonista con bastante química, entre el actor de moda del momento Ralph Macchio, gracias al personaje que lo hizo mundialmente famoso Daniel Larusso en Karate Kid y el actor negro Joe Seneca, el cual interpreta al famoso cantante en el olvido. Las aventuras y desventuras que viven son muy entretenidas y dispares, incluso cuando se les une el tercer personaje en discordia, eso sí, metido con calzador en la hitoria, jami Gertz, aporta más bien poco, aparte de una parte romántica que no viene a cuento y un rostro bonito.

Los momentos de música son tremendamente buenos, y el desenlace final con el guitarrista Steve Vai para los anales de la historia.