La vitalidad y solidez del cine rumano se mantiene en los años recientes con películas disruptivas con el grueso del cine europeo, con directores como Cristian Mungiu, Radu Muntean, Corneliu Porumboiu y Cristi Puiu entre otros, de este último tenemos como muestra ‘Sieranevada’, un particular tour de forcé con algunas notas de commedia all’italiana.

A pesar del nombre, casi la totalidad de la historia sucede en el interior de una casa, donde una familia se reúne para conmemorar los 40 días del fallecimiento del patriarca de la familia, en un ceremonia que será presidida por una sacerdote que terminará retrasándose, dando espacio durante todo ese tiempo a un sinfín de discusiones que van desde lo más íntimo, como asuntos familiares o infidelidades, hasta temas políticos que van de los ataques a Charlie Hebdo hasta las presuntas conspiraciones que dieron lugar a los atentados contra las Torres Gemelas.

La familia es numerosa, pero el protagonismo se centra en Lary, un hombre de 40 años que va acompañado de su quejosa esposa, los únicos a los que veremos fuera de las paredes de la casa, y además están la madre y viuda, la abuela y su recalcitrante idealismo, un hermano del padre, tíos, sobrinos y un hermano que debe ponerse la ropa de finado para seguir una tradición un tanto excéntrica.

Entre tanto grito y discusión de gente que aparece y desaparece de la pantalla, lo que más llama la atención de este poderoso relato es la puesta en escena de Puiu, todos muy largos planos secuencias con una cámara desde un punto fijo, casi siempre fuera de las habitaciones donde sucede la acción, como si fuésemos un colado a esa reunión, donde gente sale y entra, puertas se abren y se cierran, se percibe a los personajes cocinando, comiendo o bien, casi siempre discutiendo sus diferencias ideológicas y familiares.

Entre tanto ajetreo, Puiu consigue lo mismo un alto nivel de naturalidad en las acciones, así como de intimidad en muchos momentos donde logra sortear los vicios del costumbrismo, adentrándose en esta celebración donde en ese núcleo familiar bien se podría establecer un paralelismo con la actual sociedad rumana.

Así, Puiu consigue un poderoso relato que se entromete a plenitud en la intimidad de esa familia, encontrando en esta película de muy larga duración (casi 3 horas) tantas líneas argumentales que no se agotan nunca, y narrando todo con una intensidad y virtuosismo pocas veces visto en el cine actual.

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