El debut del realizador Andrew Renzi es un drama que se apoya por completo en la figura de su protagonista, Richard Gere, para sostener una historia que de a poco se va desperdigando.

Gere interpreta a Frany, un excéntrico filántropo que se ha abandonado al consumo de ciertas sustancias para sobrellevar el dolor y la culpa que le causa el haber perdido en un accidente a sus dos mejores amigos, un matrimonio que trabajaban en un hospital creado por él.

La hija de este matrimonio, Olivia (Dakota Fanning), está embarazada y decide regresar junto a su esposo (Theo James) al lado de Frany, quien tratará de sobreprotegerlos y apoyarlos en todo al grado de llegar a interferir demasiado en sus vidas.

El hecho de apoyar por completo el peso de la historia en un solo personaje, obligaba a que la trazo de éste fuera meticuloso y con algunos matices, lo que no sucede ya que el personaje que interpreta Richard Gere de manera sobreactuada, no termina nunca por definirse, además de ser por demás cargante.

Los otros personajes que le secundan tampoco están del todo desarrollados, no tienen peso específico en la trama y resultan intrascendentes en una historia que promete algo que no termina por cumplir.

Al final el debut de Renzi como realizador deja un gusto a poco, carente de interés y totalmente prescindible.

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