El genio dramaturgo J.M.Barrie ya tendría un pensamiento alegre predominante, el haberse hecho esta maravillosa película. Rescata el espíritu que lo inspiró a escribir el cuento, se trata de un homenaje a la vida y a la infancia, a la imaginación y a la fantasía, a la vivencia de nuestros sueños celestiales y a las hadas. Es perfecta para los niños, pero no se confundan, un adulto puede ser mas susceptible de llorar pues puede entender mejor el mensaje.

Excelente elección de los actores, con especial hincapié en la sublime interpretación de Dustin Hoffman. Gran trabajo de John Williams, sincroniza perfectamente con la trama y genera emociones intensas. Gran ambientación, vestuario, dirección, guión... en fin, todo esta rigurosamente pulido, lo que no es de extrañar tratándose del siempre perfeccionista Steven Spielberg. Da realmente la sensación de que este último, al igual que J.M.Barrie, se sentía como un niño al realizar la película, un niño que cree en la hadas.

Llevaba desde que era niño sin ver esta película y huelga decir que al verla me he vuelto a sentir como un niño.