A veces el hecho de hacer una película al año lleva consigo la posibilidad de que los plazos de entrega hagan que la historia no esté lo suficientemente madura, especialmente si, como es el caso, aparte de director, eres guionista y productor de la misma.

Y creo que este es el problema que tiene esta cinta: la premura. Un cierto interés en entregar una película al año, en que al igual que pasa con el Sr. Allen, la historia acaba resintiéndose. Y el asunto es que en este caso la historia, aunque excesiva de planteamiento, (¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar por amor?), resulta bastante original y, a priori y teniendo en cuenta la trayectoria del director, nos dispone a pasar una tarde magnifica de cine... Pero en este caso me temo que algo no funciona como en otras ocasiones, uno tal vez echa en falta los silencios, esos silencios tan magníficos a los que nos tiene acostumbrados este director, y que no es necesario recordar. A cambio nos obsequia con unos diálogos tan chirriantes, insustanciales y pueriles que a uno más de una vez le dan ganas de ir a prepararse un gin-tonic mientras la cinta sigue pasando.

Otro capítulo que merece un aparte es el de la interpretación... ni un solo gesto, ni una sola mirada merecen ser recordados (basta con acordarse de la patética escena de celos en el bar al comienzo de la película). Muy poco convincentes los dos actores principales, casi a juego con la película misma, muy flojito todo.

Finalmente la sensación que te queda es la de que has asistido a una impostura de película, parece todo tan falso y tan de mentira que ni siquiera alguna escena en la playa (por salvar algo) nos hace enderezar el gesto cuando termina la película. Ni siquiera el juego final de intentar adivinar quién es quién funciona en absoluto. Creo que en esta ocasión la historia ha superado al director.

Si alguien me pregunta de qué va no tengo muy claro qué responder.... amor, celos, patología extrema, un par de “tolais” sin nada mejor que hacer...en fin, no lo tengo muy claro. También puede ser que no se trate de una película de amor, y en el fondo sólo sea el delirio febril de unos personajes un tanto peculiares.

Aún así, esperaremos de nuevo al mejor Kim Ki-duk que, con un poco de suerte estará aún por llegar, aunque tarde más de un año, que nadie tiene tanta prisa.