Roman Polanski es uno de los directores más interesantes del paupérrimo panorama cinematográfico actual, dejando cuestiones personales aparte. Un auténtico superviviente. Cada obra nueva suya que aparece en la cartelera es preludio de algo muy diferente a la monotonía que representan los estrenos para jovencitos de cada viernes, fiesta incluidas que guardar.

¿Somos animales o hemos evolucionado? Parece que es lo que plantea el film del director franco polaco con el cuarteto protagonista, únicos actores en escena; de una escena, por cierto, reducida básicamente a la sala de una casa. ¿Basta un leve conflicto para que las capas de civilización desaparezcan y volvamos a la selva? Según el planteamiento de la película, sí.

Yo creo que eso ya lo sabíamos, al menos, muchos de nosotros. Por eso, lo que importa aquí es ver si el desarrollo que se produce es creíble, que toda tiene una causa y una consecuencia. Y yo me la creo. A eso ayuda y mucho los cuatro actores, en especial las actrices. Hay algunas cosas cogidas con papel de fumar, es cierto, pero en la vida ya suelen pasar esas cosas. Lo importante que todo llegue a buen puerto sin demasiados atajos, tal y como ocurre en el quizás demasiado abrupto final. La única duda que albergo es si la obra cinematográfica aporta mucho más que la teatral, pero para opinar debería haber vista esta. Mientras tanto, me quedo con un buen sabor de boca.