Con un gran guión cómo base, esta es la película más madura y redonda de Martin McDonagh. Un autor con mucho talento para la escritura que ya mostró su punto mordaz de comedia negra azabache y muchos de sus temas habituales en sus películas anteriores, Escondidos en Brujas, una sorpresa curiosa y muy interesante, y Siete Psicópatas, algo más desdibujada pero con buenos detalles, temas como la religión, el racismo y lo políticamente incorrecto que comparte con su hermano John Michael McDonagh, con quien solo se lleva tres años.

En este caso, va más allá de una historia interesante y bien llevada en todo momento con diálogos brillantes y sarcásticos, y compone grandes personajes que son arrastrados por las fuerzas de la culpa, la redención y la dignidad humana al enfrentarse a acciones y situaciones terribles, la falta de respuestas y la muerte en sí misma.