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Voto de Nick Churris:
6
Romance. Drama Neil (Ben Affleck), un norteamericano aspirante a escritor, y Marina (Olga Kurylenko), una madre soltera europea, se conocen en París y disfrutan de un momento de idilio en la isla francesa de St Michel, revitalizados por las sensaciones de estar de nuevo enamorados. Neil ha dejado su país buscando una vida mejor, dejando atrás una serie de hechos dolorosos. Mirando a Marina a los ojos, Neil cree estar seguro de que ha encontrado a la ... [+]
7 de mayo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terrence sigue empeñado en hacer de su cine una especie de religión. O lo aceptas con la fe del carbonero o lo rechazas volterianamente. Hacia la Maravilla es una película fallida y lo que es peor sales del cine con la impresión de que si el Director americano no se hubiera mirado tanto en su propio espejo y con un montaje y unas tijeras al estilo (del como dice mi chica), “musitativo” Mariano., hubiera quedado un film si no a la altura de la maravillosa “El Árbol de la vida”, por lo menos una interesante propuesta sobre la espiritualidad en el amor y la dependencia emocional. Porque las dudas y el ansia de un sacerdote con picores, ese negociado si lo ha resuelto bien. Tanto que es la primera vez que me creo al amigo Javier Bardem. A propósito es justo y necesario aplaudir ese recurso estilístico de no sacar casi los rostros de los actores y si darles un protagonismo gestual a las féminas.
Un inciso de protesta: Si quieren acabar con el Cine, vale. Es una opción política, aunque creo que se ha exajerado lo de "la ceja". Pero por favor que cuiden las salas de proyección. El sonido, la calidad de la copia, etc, etc. que hay sitios que te dan ganas de "gomitar".... SIGO.
Malick es en esta cinta más wagneriano que nunca. En el sentido no solo religioso de que hablaba al principio sino también en el formal. Se arroga los papeles de Dios, Ángel, Profeta, forjador de ritos y todo lo que quiera. Y lo sabe. Sabe que vas a ver su película. Sabe que la vas a odiar, pero te quedarás a ver incluso la música en los títulos de crédito. Porque por mucho que nos parezca una ocasión malograda, a Terrence Malick hay que verlo siempre. Siempre .
Nos cuenta el vacio emocional o la estética de la nada e incluso se atreve con lo espiritual en el arte. Envuelto con un celofán admirable, aunque dentro no estén los tofes y otros caramelos de la cestita que imagina el amor. Creo que el “cabroncete” de Malick hace un bucle intencionado, no deja un final abierto. Toda su peli es abierta. Los límites son difusos. Como deben ser los límites de lo sentimental. Tengo la sensación de que es intencionadamente pretencioso. Eso si pespunteando preguntas y soluciones. Nada mejor que hacer el amor con alguien que considera que está pecando. Nada mejor que volver al amor con el que pensaste que te jugabas la vida. Nada como un sacerdote angustiado del que sabes que tendrá la solidaridad del mundo “diagnostico” y por encima de todo ¿Cuándo uno de estos pierde la cabeza por una mujer creyente, ¿ se reestructura su espiritualidad?... etc. Y todo ello dentro de una estética que retrotrae a los paisajes por los que deambulaba Jessica Chastain. Porque lo del Monte San Michel es para el turismo de “rollos” amorosos a destiempo. Esplendida fotografía. Estupenda la actuación de la Kurylenco y Bardem. Y por supuesto en la línea de Stanley con Cruisse, Malic filma de perfil y bisectriz a Affleck. ¡Nunca se lo agradeceremos bastante!Pero eso sí con todo, seguro que dentro de veinte años los “intelectuales cinéfilos” la recuperaran como otra obra de arte.
Y en definitiva la lastimica es que se camina/s hacia el llanto al ver un Malick sin Princesa India y sin besos a cuchillo…..
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nick Churris
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