Sensacional opera prima en la que Kitano nos da su visión de la sociedad japonesa y de sus autoridades. Sensacional la secuencia que abre la película en la Kitano va a casa de un chaval que acaba de maltratar a un mendigo con sus amigos (¿os suena de algo?).
La película tiene los ingredientes que han hecho especial a Kitano, grandes calmas en medio de inesperados estallidos de violencia, un peculiar sentido del humor, un ritmo lento, alusiones al jazz, al arte y a los juegos de mesa...Cabe decir que Kitano iba a ser sòlo el protagonista de la película pero al final tuvo que dirigirla él. Su papel como policía es notable, dibujando a un detective con innumerables tics y sobre todo con mucha cara y pocos sentimientos. Su oscuro y vacío mundo interior se ve reflejado en la relación con su hermana, y acabará deparando uno de los mejores finales que servidor haya visto en una película. Pero no sólo Kitano tiene un mundo interior vacío sino que los sentimientos son aparcados durante toda la película, nadie se interesa por nadie más allá de una mirada confidente, o ni siquiera eso.
Hay que decir que la película es violenta pero no se acerca al tufillo de las últimas películas asiáticas, del cine asiático de evasión en las que parece que tiene que haber escenas fuertes y desagradables porque si...Aquí también hay violencia, batazos en la cabeza, corte de dedos e incluso bofetadas reales (más de 50), las que sufrió un actor que en un momento dado interroga el detective Kitano.
Poco a poco la situación se vuelve insostenible dentro de la cabeza del detective, que si en un principio ya utilizaba métodos expeditivos, ahora perderá la cabeza en un laberinto de violencia que le llevará a despreciar su propia vida y la de su familia.
Impresionante ópera prima, un clásico del cine japonés de evasión y una película gracias a la cual (y a otras como Hard Boiled) existen films como Old Boy, Dead or Alive...