Los cuatrocientos golpes nos muestra, como su nombre lo indica, los golpes de la vida que afectan al protagonista comenzando desde su infancia, los espectadores somos conscientes del rechazo que siente y de sus intenciones de abandonar todo para alejar de algún modo este sentimiento. La película me hizo sentir empatía con la situación del niño, el dolor que sentía al no ser deseado por su madre, la falta de amor en todos los aspectos de su vida.

La producción retrata el fracaso de usar la violencia como medida correctiva, observamos cómo cada vez el protagonista se ve más afectado por los golpes que le propina su familia y su profesor, y su frustración al fracasar en la búsqueda de impresionar a su madre. El discurso es claro y actualmente lo podemos evidenciar, como afecta la falta de amor a un niño. Como enseñanza, encuentro el no normalizar la violencia, además, me remonto y comprendo tiempos en los que la escuela tenía una gran influencia en la crianza de los niños, sin embargo, a través de la humillación y el miedo. Finalmente, el director nos hace entender sin mucho discurso, algo más allá de lo que consideramos correctivo... la vivencia de la víctima y cómo se refleja esta en su comportamiento.