Visualmente tiene atractivo, el ritmo narrativo es el adecuado, pero...

El film pierde consistencia por mezclar un cuento fantástico con el drama de los guerrilleros republicanos que no pudieron o no quisieron salir de España (Franco los llamaba “Bandoleros”). Es como servir en el mismo plato mezclados unos macarrones a la boloñesa con una sopa de cocido.

Tremenda violencia gratuita en las torturas efectuadas por el capitán. Escenas excesivamente truculentas para mostrarnos un sádico militar, como equivocado símbolo del franquismo. Porque sólo una parte de los fascistas queda reflejada en la figura que encarna notablemente Sergi López. En el fascismo había y hay cabida para personas aparentemente normales. Ese era y ese es su verdadero peligro.

¡Aysss!, ¿qué tendrá la Ariadna Gil que me da repelús en todas las películas en las que trabaja, pero en ésta el rechazo llega al infinito?

La Maribel Verdú está aceptable en su papel. Físicamente la pobre está hecha unos zorros.

Las series de pruebas que la niña tiene que resolver son tan incongruentes, tan fuera de lógica, que o bien Guillermo del Toro muestra una incoherencia supina o bien un cabal conocimiento de la mente ilógica de la niñez. Los detractores que se apunten a lo primero, los admiradores a lo segundo.

En el laberinto, una de las paredes se abre ante la niña y cuando llega el capitán la pared se ha
cerrado. Este suceso, ¿es realidad o es fantasía?

Estoy un poco harto de las películas que empiezan casi por el final.

Luppi, ¿qué coño pintas ahí?