La mayoría de ustedes (de nosotros) moverán (moveremos) el culo inquietos en la butaca o en el sillón. No es la película más dura que jamás se ha filmado, ya lo sabemos.

Pero nos revuelve las entrañas y nos tambaleamos en la cuerda floja de nuestra seguridad burguesa.

Vade retro, diremos a la marginalidad, a ese mundo que muchos quieren ignorar engañándose conscientemente.
- Ya tenemos nuestras penalidades cotidianas para apropiarnos de las ajenas.
- Nos gusta las películas intrascendentes, con finales felices comiendo perdices.
- Ya estamos hartos del submundo de la droga, de la delincuencia, de la miseria.

Pues nada, señoras y señores. Pónganse a ver cualquier mierda yanqui de acción, de vampiros, de comedia para descerebrados, y sonrían satisfechos. Habrán pasado la tarde que era de lo que se trataba, ¿verdad?

Me gustan los actores y las actrices. Me gusta el guión. Me gusta la música. Me gusta el debutante tras la cámara, pues sabe lo que hace. Y me gusta (con perdón) los cojones que pone sobre la mesa el manco y lo nimios que pueden resultar algunos de nuestros problemas en comparación con la ardua tarea de entrar en la bañera para ducharse.

Y ya está bien de calificar una película por debajo de su valor real, simplemente porque sea española. Y de ninguna manera me siento patriota (la patria del sabio es el mundo entero).

¿Podría alguien recomendar esta película a Woody Allen?