Vengo sosteniendo desde hace mucho tiempo que el cine clásico está muy sobrevalorado pero también es cierto que el que nos llega es el más famoso, el más premiado, el más reconocido por la crítica, es decir, en la mayoría de los casos, el peor. En cambio hay una infinidad de películas de esos años treinta y cuarenta que se las ha tragado el tiempo, que sospecho que seguramente sea en general mejor que el "gran cine". Así, por ejemplo, si uno consulta la filmografía de la bella Priscilla Lane se conocen tres obras suyas pero ¿qué pasa con las más de veinte restantes? Pues que recuerde, nunca las han emitido por televisión. Pero seguro que unas cuantas valen la pena.

Dicho lo cual, vamos con esta "La pícara puritana", que es la adaptación cinematográfica de una obra de teatro del año 1922. Corresponde al género de "comedia sofisticada screwball", así que lo más seguro es que sea una envejecida chorrada sin nada de gracia. Y en efecto, es muy poco divertida, tontona y con unos diálogos discretos. Sin embargo, pese a su frívola promiscuidad, durante su primera mitad como que se sostiene por su enredo, los celos y las zancadillas. Es más, Cary Grant te saca alguna sonrisa e Irene Dunne se la ve fresca en su personaje. Sin embargo en su segunda mitad se termina de descomponer como una bufonada fuera de lugar y sin sentido.