Aquí llega una película que con varios retoques podría estar bien, no genial, pero si alcanzar el pasable. Se trata de la adaptación de la novela de Richelle Mead del 2007, que además de llamarse igual, "Vampire Academy", es la primera de una saga de un total de seis libros, dentro de un género de Young Adult o terror adolescente, con más romance que pavor pero bueno, así se vende. Resumiendo mucho, sería como un cruce entre las sagas de "Harry Potter" (2001-2011) y la de "Crepúsculo" (2008-2012), como más de un crítico dice, mas yo añadiría un toque a lo "Underworld" (2003-2016), más sugerido que real. Aquí la única nota de "originalidad" es que les cambian los nombres a los monstruos de toda la vida. Así los vampiros se dividen en Moroi, que son buenos, Strigoi, que son malos, y Dhampir, una mezcla de vampiros y de humanos. A esto hay que sumarle unos lobos psíquicos.

Así que magia, seres fantásticos, terror y adolescentes no parece una mala combinación pero una vez empieza a rodar descubres que sí lo es. De hecho el principio es tan atropellado, hay tanta información y aluden a tantos hechos del pasado que creí que me iba directamente a una secuela. No, "Vampire Academy" empieza así... de mal. Luego se serena un poquito pero tampoco es que mejore con sus personajes petardos, diálogos flipados y situaciones bobas. Mientras tanto te tiras casi cincuenta minutos de metraje y no tienes ni idea de lo que va esta película y cuando el final se sacan una trama es casi ridícula. Sin embargo, hay algo aún peor, que uno espera algo de erotismo y aunque sale por ahí en dos o tres escenas Olga Kurylenko, no sólo las dos protagonistas no van a ningún lado sino que el tono es claramente sosaína. Y encima matan a mi personaje favorito (SPOILER).