.. pues después de todo, "La parada de los monstruos" es única y la originalidad, aunque sea para resaltar lo más grotesco, bien vale un premio. Evidentemente lo único que llama atención aquí es la peregrina idea de Tod Browning de juntar delante de las cámaras un nutrido grupo de "atracciones de feria", agitarlas un poco y de paso, añadirles un par de historias románticas, la del enano Hans (Harry Earles) con Cleopatra (Olga Baclanova, sí, es rusa), que podría ser la más incisiva, y la de la otra chica y el payaso, trama más convencional que, por cierto, nadie menciona. Sin embargo la obra se acaba en la mera puesta en escena pues no hay ni reflexión, ni hondura, ni análisis de la discapacidad ni nada, salvo lo que quiera ver el espectador enternecido. O sea, el que salga X no es una reivindicación o vete tú a saber. Es simplemente la exhibición de una deformidad. Lo otro es inexistente.

Por otro lado, la película se muestra completamente primitiva en sus aspectos técnicos como narrativos. Las actuaciones son lamentables, la historia, infantil, los personajes, maniqueos, el guión, esquemático. Hay momentos en los que "La parada de los monstruos" asombra por el desfile de personajes a los que se tacha de "monstruos", alguno realmente impactante, otras por el grado de surrealismo y durante un buen trecho, porque uno no sabe ni siquiera de qué va esto. Todo, menos conmover o emocionar como un drama se supone que hace, porque desde luego como género de terror, nos lo tomamos a chiste. Sí, no sólo se queda a años luz de "El hombre elefante" (1980), la comparación ofende, sino que es llanamente una mala película motivo por el que en su momento se convirtió en un fracaso absoluto de público, fue duramente atacada por la crítica y hasta prohibida en algunos países.