Detecto críticas negativas por el solo motivo de que el enemigo es otra vez, la Unión Soviética. Discurso político conservador que se atreve a señalar, no sólo el fiasco ruso en la ocupación de Afganistán (1979-1989), sino la extraordinaria violencia de la misma. La guerra de Afganistán, que realmente se extendió desde 1979 a 1992, por lo menos, fue una de las más sangrientas de los tiempos contemporáneos con una cifra de muertos que podría superar la de dos millones. El historiador Niall Ferguson asegura que cayó el 10 % de la población, lo cual es una cifra enorme, sin contar los varios millones más de heridos, muchos efectivamente por minas antipersona, y otros tantos de refugiados. Human Rights Watch describe la ocupación comunista como marcada por "atrocidades a gran escala por parte del Ejército Soviético, bombardeo de saturación a áreas civiles, asesinato y tortura de prisioneros, y una severa represión política". Estos números revelan crímenes de guerra, a una escala infinitamente mayor que la de los estadounidenses más tarde, por mucho que les escueza a los progres.

A modo de castigo por su incorrección política, ¿como es posible poner a los izquierdistas de malos?, los de los Razzies le concedieron cinco nominaciones a "Rambo III" pero sólo un premio, a Sylvester Stallone como peor actor. Tal ataque hizo algo de mella en el público norteamericano, no estuvo entre las diez más taquilleras, pero no en el extranjero, donde se la aupó en el número siete de entre las que más recaudaron en 1988. Claro que la alabanza a un "pueblo que lucha por la libertad" acabará trece años después con el ataque de otro "pueblo que lucha por la libertad". De todos modos, política al margen, tenemos una soberbia cinta de acción bélica con un héroe con tanto carisma como el interpreta de nuevo Stallone: Johnn Rambo. De hecho, me ha parecido ligeramente superior a la de 1985. A pesar de que tiene una trama simple, alrededor de un rescate de una persona muy importante para Rambo, la película es muy seria sin dejar de ser espectacular, porque lo es de las dos cosas y mucho. Elegante y preciosista, Jerry Goldsmith pone la guinda con una estupenda banda sonora.