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5
7,3
6.749
Animación. Drama. Romance Una joven estudiante amante de los libros descubre que todos los libros que ha elegido en la biblioteca han sido previamente elegidos por una misma persona. Cuando descubre quién es conoce a Seiji, un joven que está aprendiendo el arte de fabricar violines. (FILMAFFINITY)
14 de febrero de 2017
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bonito título, el de "Susurros del corazón", para una película de dibujos animados japonesa basado en el manga de Aoi Hiiragi, que es esencialmente bonita, valga la redundancia. Pero cuando digo lo de bonita no me refiero expresamente al dibujo, que aunque está bien hecho, como se puede apreciar en los fondos o en el uso del color, no nos ofrece personajes humanos atractivos, en lo físico. De hecho en casa nos preguntábamos si la protagonista o su amigo se suponía que eran guapos o no. Yo es que espero otras caras y no este trazo realista, similar al de dibujos antiguos como el de "Ana de las tejas verdes" (1979).

No, me refiero a esa dulzura que desprende, a esa bellísima tienda de antigüedades, a esa historia del barón o a algunos momentos conseguidos como la persecución del gato o la canción improvisada, que efectivamente es cantada en el original inglés por Olivia Newton John, como en un primer momento me pareció. Por este motivo "Susurros del corazón" te deja una buena sensación, incluso tiene posibilidades para algo más, pero a la postre no acaba de despegar, entre otros motivos, porque su historia es muy débil y porque carece de cualquier tipo de drama o conflicto. De hecho, hay trozos en que te se hace algo pesadilla.

A mí de todas maneras no me ha desagradado, a pesar de pertenecer a los estudio Ghibli, que aborrezco. Ahora bien, es curioso como al empezar, a los pocos minutos, sospeché que esta película no era de Hayao Miyazaki. Las pruebas se iban acumulando: Shizuku iba a comprar, tenía amigas y hasta se permitía comportarse de una forma infantil, es decir, femenina, como queda patente en la escena en la que pide a Seiji que toque el violín. El caso es que no encajaba en el molde feminista de Miyazaki y de hecho la propuesta de Yoshifumi Kondo es lo bastante tradicional y conservadora como para ser una rareza en Ghibli.
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