Confieso que estaba dispuesto a defenderla, después de las críticas tan feroces como generalizadas que se había llevado entonces la adaptación cinematográfica de aquella serie británica de los años 60, de 1961 a 1969 para ser exactos, titulada precisamente "Los Vengadores". "Seguro que no es tan mala, será que no entienden su aire pulp". Pues no, me equivoqué, es mala sin paliativos. Con razón le dieron el razzie al peor remake y tuvo otras ocho nominaciones más. La única disculpa, más bien hipotética porque no lo sé, es que esta serie tenga ese estilo entre irreal, paródico e infantil, más bien de dibujo animado, que aquí nos muestra Jeremiah Chechik, que aunque parezca un novato, llevaba ya unos títulos a sus espaldas.

Siendo concretos, la película es una chorroda, sin pies ni cabeza. A poco que la original tuviera cierta gracia, los Vengadores querrían vengarse de esta versión, que pese a contar con un buen presupuesto, 60 millones de dólares, y un famoso elenco protagonista, Ralph Fiennes, Uma Thurman y Sean Connery, no da pie con bolo. Las cosas suceden porque sí, está plagada de situaciones absurdas, otras abochornan, o no hay un comportamiento lógico de los personajes. En el fondo pretende ser una comedia romántica clásica, con diálogos complicados, en medio de las más peregrinas situaciones, lo que la hace ser ridícula. Al menos, hay una secuencia simpática-surrealista con unos disfraces de oso de peluche.