Prometo que tenía preparada otra película para verla pero para ir a juego con el 8 de marzo, como que pegaba otra de naturaleza más femenina. Por ejemplo, esta "Paradise Hills", dirigida por una señorita, sí, empleo el apelativo a conciencia, Alice Waddington, que aunque parezca inglesa, es completamente española y además de Bilbao, usa un pseudónimo. En su primera película se inspira en una idea creada por ella misma, pero el narcisista ejercicio de mirarse el ombligo acaba dando por resultado una especie de cruce adolescente entre "El cuento de la criada" (2017-) y "Las mujeres perfectas" (2004) o "Esposas de Stepford" (1975), que no he visto, pero con una estética inclasificable aunque cuidada. Sí, la dirección artística llama la atención pero me temo que no aporta absolutamente nada salvo quedar bonito, que tampoco queda demasiado. Pero, bueno, ¿qué podemos esperar de una directora que se ha señalado por reivindicar el feminismo, el cambio social progresista, la sororidad, la inclusión racial y otras tonterías por el estilo? Pues un estúpido panfleto izquierdista.

Entrando en el contenido, "Paradise Hills" parte de un error conceptual, que no diseña bien el universo en el que se mueve. ¿Es una distopía futurista, de un pasado alternativo o de un presente distinto?, ¿Es un mundo realista o es fantástico?, ¿Cómo ese organiza éste política, social o culturalmente, más allá de hablarnos de los superiores o los inferiores?, ¿Qué demonios le pasa a Duquesa (Milla Jovovich)? Pero lo peor de todo es que para este relato resulta completamente irrelevante que sea una cosa o la otra. De ahí que toda la puesta en escena sea gratuita, además de recargada y chorra. La historia tiene ciertas posibilidades pero se sabotea a sí misma partiendo de una concepción groseramente feminista y también anticlasista, que además de quitarle toda clase de intriga (SPOILER), la convierte rápidamente en una idiota, ofensiva y patética fantasía feminista. Es decir, no tiene ningún valor criticar el machismo inventándote algo que jamás ni remotamente en la vida ha existido ni puede existir porque esa visión machista, ese patriarcado, nunca lo toleraría, ni se le ocurriría.