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Voto de Reaccionario:
4
Acción Tras el secuestro de un líder religioso musulmán por tropas norteamericanas, Nueva York se convierte en el objetivo de una serie de atentados terroristas. Anthony Hubbard, el director del equipo antiterrorista del FBI, y la agente de la CIA Elise Kraft serán los encargados de intentar acabar con la organización criminal. Mientras tanto, el gobierno decide declarar la ley marcial en la Gran Manzana. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta casi sobrecogedora la capacidad visionaria de Edward Zwick para anticiparse unos años a la aparición en suelo americano del terrorismo fundamentalista islámico con el 11-S. Muchos conceptos que después se criticaron o salieron a la luz están ya reflejados en la cinta como puede ser los fallos en inmigración, la falta de coordinación entre el FBI y la CIA o la política de inteligencia norteamericana de crear monstruos que luego se revelan contra sus creadores.

Sin embargo, pese a este acierto, la cinta no consigue, ni de largo, explotar todas las posibilidades que atesora. El director hace bien en plantear el tema, en tratar de avisar del peligro islamista, en resaltar los recovecos legales en los que los terroristas se esconden para escabullirse de la justicia, entre otros puntos. Pero luego no sabe como concretarlos porque parece asustarse de lo que está planteando y, para curarse en salud, adopta un tono políticamente correcto a más no poder. De este modo el conflicto entre, por ejemplo, seguridad o libertad, o hasta donde se puede llegar para evitar el terror (tortura incluida) desaparece para un final demasiado "americano" y maniqueo de buenos y malos.

Junto a este planteamiento errado, "Estado de Sitio" se desarrollo de manera demasiado confusa, de forma un tanto episódica, sin mucha coherencia interna lo cual hace que la película, falta de ritmo y de intensidad no acabe de enganchar, y mucho menos, provocar alguna emoción duradera.

Por ultimo, pese a ser Denzel Washington uno de mis actores favoritos, su personaje acaba decantándose por una pusilanimidad política que chirría, especialmente cuando suelta los discursitos prodemocráticos en defensa de la Constitución y los Derechos Humanos. Sin embargo es precisamente, ese "modo de vida", esa libertad de expresión, la opinión pública la que genera esa sensación de caos y de temor que obliga intervenir al ejército (por mandato presidencial, ojo) para que les saque las castañas del fuego al pueblo, pero que en un gesto mayúsculo de hipocresía, a continuación desprecia y ataca cuando ha sido TODO EL SISTEMA el que ha conducido a esa situación siendo el general William Devereaux un simple cabeza de turco.
Reaccionario
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