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Voto de Reaccionario:
4
Romance. Comedia Cuando Sandy (Catherine Zeta-Jones), una sexy madre de 40 años, descubre que su marido la engaña, su mundo aparentemente perfecto se viene abajo. Sin pensárselo dos veces, se traslada a Nueva York con sus dos hijos con ánimo de rehacer su vida. Allí, conoce a Aram (Justin Bartha), un encantador licenciado universitario de 24 años que trabaja en la cafetería bajo el apartamento que alquila Sandy. Cuando Sandy encuentra trabajo, le pide a ... [+]
20 de octubre de 2014
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Parafraseando al padre de Cher, me refiero a esa obra maestra de la comedia romántica llamada "Fuera de Onda" (1995) a la que habitualmente nombro, cuando ella le dice que X no le hace ni caso: "¿¡Cómo es posible!?" Es decir, cómo nos pueden vender que Catherine Zeta-Jones es una típica divorciada, de 40 años, con dos niños a su cargo, con un marido que la engaña (¡cómo es posible!), que tiene que rehacer su vida. Pues si su Sandy tiene problemas, no quiero ni pensar el resto de las mortales. Así, todo lo que nos cuenta resulta tan poco creíble que me moleta un poco. Cierto que la señora Douglas aparece muy delgada pero es que está guapísima. No importa que tenga cuarenta años: cualquier hombre de la edad que sea se muere por sus huesos. Dice que las citas no es lo suyo, pues porque tu quieres, chata, nunca mejor dicho lo de chata.

El caso es que "Mi segunda vez" empieza con cierta gracia, con dos o tres gags simpáticos, pero luego se normaliza tratando de ser más drama romántico que comedia para llegar a un final bastante pasteloso. Como compañero de reparto, un muchacho por el que aposté cuando lo vi en "La búsqueda" (2004), Justin Bartha, que en realidad sólo es casi nueve años más joven que ella, en vez de los quince que aquí simulan. Es decir, recuerdo que me decía que Diane Kruger debería quedar con él, que es más atractivo aunque lo pongan de tontillo, en vez de Nicolas Cage, que está físicamente para el arrastre. En cierto modo, la película trata de redibujar los roles sociales de hombres y mujeres en un sentido feminista pero siempre con una notable hipocresía. Para que ella "se libere" hace falta que él "se esclavice". ¿O tendrán siempre un canguro permanente?
Reaccionario
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