El argumento carcelario, aunque muchas veces visto en trabajos de otros países, resultaba un reto y una novedad para una producción española. Y la verdad que si "La fuga" se hubiera concebido como una especie de miniserie con, por ejemplo, unos cuatro capítulos, pues hubiera sido un acierto. La ambientación, el escenario o el tono no eran malos. Pero el principal fallo estaba en que la trama había que estirarla capítulo tras capítulo de una forma que acaba haciéndose increíble. Tienen que aparecer enredos por todos lados, enamoramientos imposibles, personajes que aparecen y desaparecen. Y de mientras, nuestros amigos planeando una fuga que se hace eterna.

Parece que en vista del bloqueo que experimentaba la serie, a los creadores no se les ha ocurrido otra cosa que recurrir al fácil recurso de dar más minutos a los malos. Y atención, los que parecen malos no los son tanto. Pero todo resulta a la postre demasiado intrincado para que nos lo tomemos en serio. A la postre la falta de ideas, y puede que el escaso seguimiento, empujaron hacia un final precipitado, confuso y, en general, decepcionante.