Respecto a los medios audivisuales especialmente, el otro día llegué a la conclusión de que, en el momento actual, la realidad no es presentada por los telediarios, los documentales, lo reportajes o cualquier medio objetivo-informativo sino por la publicidad, series de televisión, el cine, o sea, la ficción. Este fenómeno se debe a que los medios informativos se encuentran totalmente encorsetados en "lo político correcto" o en una ideología liberal-democrática que tienen que reproducir constantemente. En cambio la ficción puede escapar con más facilidad a este dogal pues lo que refleja es, en esencia, fantasía.

La reflexión me vino por la realidad del "sexismo" de la publicidad (anuncios de muñecas para niñas, de coches y violentos para niños, etc.) mientras que el discurso oficial insiste en el juguete "igualitario" pero la idea bien vale para otros temas como el de la descolonización y, en este caso, la guerra de Argelia. Como se cumplen 50 años de la independencia (en mala hora) de ese país, han difundido un reportaje en Euronews realmente vomitivo de un maniqueísmo, de una desvergüenza monumental. En cambio "Mando perdido", una película, logra acercarse mucho más a lo que fue aquel sangriento conflicto.

En realidad de la cinta en si no merece la pena hablar mucho. Es sencillamente mala, principalmente, por un guión muy mal concebido. De esta forma no hay una trama que sustente la película sino distintos episodios sin mucha relación, algunos de los cuales son totalmente prescindibles, como la parte del entrenamiento. Luego hay demasiados personajes no muy bien dibujados pero que hacen bulto, como por ejemplo, Claudia Cardinale, bastante atractiva, por cierto.

Dicho lo cual, el interés de "Mando Perdido" radica en la objetividad a la hora de plantear la guerra de Argelia y explicar el horror de la misma. Mientras que el discurso oficial actual denuncia "los abusos de los colonizadores", la tortura, las masacres de los franceses, la película nos recuerda, cosa que olvida la información-mentira oficial, que los nacionalistas eran de una brutalidad terrible. Entre sus peores acciones, destacan los ataques masivos con bombas contra civiles franceses o el degollamiento de blancos en aldeas o fincas. Estas acciones son descritas en la cinta que, no obstante, no incide en el terror y las matanzas que infligían los propios revolucionarios a los argelinos "traidores" profranceses o simplemente neutrales.

Es precisamente el terror revolucionario el que "justifica" la represión francesa en la que se incluye el empleo de la tortura. Lo señalo entre comillas porque el mismo personaje de Alain Delon, reacio a la guerra sucia, se ve obligado por las circunstancias a emplearla de la peor manera. Sin embargo, el personaje peca de incoherente, obligado a adoptar una postural moral que resulta, sencillamente, incomprensible. Y es que la corrección política ya existía en 1966.