Pese a las abundantes críticas, "Tres metros sobre el cielo" no deja de ser una película pasable. Es cierto que cuenta con unas cuantas cosas no muy buenas, como las simples paridas para emocionar al personal (las abdominadas) o la forma de generar conflicto con problemas absurdos y poco creíbles (lo del secuestro del perro o el robo del anillo). Y aunque la historia resulta previsible y un punto noña, es entretenida, aunque me disguste bastante por la propia situación y la evolución de los personajes.

Sobre los personajes, confieso que ellas me gustan pues son bastante femeninas si bien demuestran una estupidez irritante. Babi y Katina están bien. Pero Andrea Duro haciendo de Mara resulta desazonador. Otra vez haciendo de arrastrada. Claro que entiendo que haberla puesto de colegiala con esas falditas tan cortas que me llevan hubiera sido mortal y por miedo a provocar infartos la hayan metido como poligonera. Aún así mi preferida es Nerea Camacho, Daniella en la película, que está preciosa, no sólo por ella, sino por su papel, bastante pava y hasta idiota, pero decididamente encantadora (si ya sé que tendría 13-14 años cuando hizo la película, ¿pero qué culpa tengo yo si está de buen ver?).

Por otro lado, muchos critican la visión que se da sobre la masculinidad, de cómo H representa el verdadero "macho alfa", el uso de la violencia y hasta el maltrato a las mujeres o el conjunto de "mierda para adolescentes" que supone la película. De todo ello hay algo, sin duda, pero lo que no se explica es por qué la basura es consumida con tanta devoción (según se dice, la película española más taquillera de 2010). En realidad, aunque no queramos reconocerlo, el personaje de H y su mundillo resulta atractivo. Que ellas pierdan la cabeza es está disculpable pero lo que no lo es tanto es que los adultos o los antagónicos no sean capaz de pararles los pies, de hacerles ver lo equivocados que están. Por otro lado, es evidente que la postura de H es equivocada y que a la postre su personalidad impulsiva y violenta le puede llevar a un mal paso fatal (SPOILER).

El meollo de toda la cuestión está en que por mucho que pataleen nuestros progresistas y nuestras feministas, los modelos de masculinidad resultan atractivos para ellas y los de feminidad para ellos. Si los modelos de ellas son bastante ajustados a la feminidad tradicional, la duda está en el de los chicos. Como estos modelos van con los valores de cada época, si antaño el hombre masculino tenía que ser, por ejemplo, caballeroso y deferente con las mujeres ahora como somos igualitarios y plebeyos tiene que ser chulo, provocador y un tanto insultante. Por ejemplo, un pandillero. Pero por muy censurable que sea, el macarra representa la masculinidad y ante la destrucción de la propia idea de masculino, ante el igualitarismo rampante que nos agobia y ante el feminismo oficial, nuestras chicas se agarrarán como un clavo ardiendo a cualquier cosa que parezca masculino por muy desagradable que sea.