Si fuera una película de Steven Seagal pues sería de los mejores, una cinta de acción policial y artes marciales ubicada en el extremo oriente, sobre todo Bangkok. La trama no es muy brillante pero bueno, lo típico en este género y las peles no son gran cosa pero gracias a las flipadas de los personajes se dejan bien. Ahora bien, el problema es que no se trata de un largometraje cualquiera sino la adaptación, la segunda tras aquella de 1994, del famosísimo videojuego de "Street Fighter 2", que desde que apareciera a principios de los años noventa se ha convertido en uno de los juegos de lucha, o de cualquier tipo, más aclamados. En concreto yo llegué a tener un vicio total en aquella época aunque últimamente me he aficionado más a "Capcom vs. SNK 2" (2001), que incluye a los personajes más populares de "Street Fighter 2" y otros clásicos de los juegos de combate de antaño. Juegazo.

Pues bien, como adaptación esta película es una chufla, empezando por una Chun Li (Kristin Kreuk), que no se parece a Chun Li, ¿qué hay de su vestido tradicional chino, de su peinado con cocos, de sus frases cuando gana, incluso de su evidente feminidad? Por no hablar de que es china y Kristen canadiense. Ella es mona, pero han construido un personaje que no tiene nada que ver con el original. Por lo demás, lo mismo pasa con los villanos. Otro punto problemático es que Chun Li no dejaba de ser un personaje secundario en "Steet Fighter" y desde luego poco escogido por los jugadores, excepto si eras una chica. El héroe de este relato debe ser Ryu y de hecho darle el protagonismo a una "tía" lo que revela es la fuerte impronta feminista-lésbica de la película, que desanima a casi todos sus espectadores potenciales. Pero es que encima, ni siquiera las luchas responden a las del videojuego.