Animada continuación de "Shanghai kid, del este al oeste" (2000) y que parece poner punto final a esta saga. La película me recuerda a "Hora Punta" aunque con bastante menos gracia, una trama más endeble y acción más circense, por más que haya unas cuantas secuencias sacadas de "Indiana Jones". Eso sí, Jackie Chan distrae con sus piruetas, tarea a la que se le una atractiva Fann Wong, bastante suelta en el arte de la lucha, no en vano es cinturón negro de karate. Como villano un Aidan Gillen que tiene una clase enorme. Obsérvese que para desprestigiar a su Lord Nelson Rathbone se le cuelgan todos los defectos posibles: asesino, noble, imperialista, machista: "¿Una mujer? Qué modernos sois los chinos". Oh. sí, en 1887 ya eran progres y los ingleses reaccionarios, como no.

En fin, la película sería entretenida si no tuviera una serie de puntos que la convierten en enojosa. El primero ya lo he anticipado: lo políticamente correcto hasta el punto de llegar al falseamiento de la historia. Anticolonialismo, loas a la Revolución Americana y hasta pintar a los Boxers ni más ni menos que ayudando a los ingleses. Lo siguiente que resta es Owen Wilson. Su Roy O'Bannon es odioso, inútil, bocazas, creído y sin gracia. Cuando parece que no te puede caer peor, habla, y entonces lo hace. El último, es la vergonzosa y patética imagen de la mujer. Confieso que temblaba por Chon Lin (Fann Wong) al ver su triste destino pero más sonrojante aún son las dos hijas de no sé quién que caen rendidas ante Roy al inicio. Bueno como todas, menos Chon Lin, que somos feministas.