Por lo que veo soy uno de los escasos seguidores que considera que esta segunda parte es superior a la original de 1976. La primera es buena, no lo niego, pero a mi modo de ver la presente la supera precisamente por aquello que comenté el otro día sobre las sagas de más calidad: que una buena base permite crecer a su sucesora, cosa que suelen hacer las continuaciones, antes de que la idea entre el declive, como es normal en las terceras partes y sucesivas, si es que hay. O dicho de otro modo, más de lo mismo pero mejor. Este "Rocky" es más Sylvester Stallone que nunca, actúa, dirige y escribe el guión, como si fuera el hombre orquesta, con resultados difíciles de mejorar, con la ayuda de Bill Conti y un magnífico Burgess Meredith. Os adelanto que las restante sí que están por debajo de la dupla original.

Inmediatamente después de su ¿éxito? en el combate contra Apolo (Carl Weathers), Rocky Balboa (Sylvester Stallone), que conoce las mieles de la popularidad, debe volver al día a día. Pero no es nada fácil pese a contar con el apoyo de su mujer. Rocky en el cuadrilátero es el potro italiano, todo fuerza, tenacidad y resistencia, un ídolo para el país. Pero fuera de él es sólo un inútil poco inteligente, sin estudios, sin trabajo y sin futuro. Es angustioso asistir al deslizamiento del héroe hacia ese pozo de mediocridad y fracaso del que le costará tanto salir. Rocky es boxeador, es lo único que sabe hacer y aunque le vaya vida en ello, no podrá eludir su destino. Tensa, dramática y emotiva cuando toca, espectacular en sus combates y todo a la vez cuando suena la bella banda sonora. "Rocky II" es muy grande.