Pues esta película de aire permanentemente inquietante, esa música, que es la adaptación cinematográfica de la novela de Austin Wright, "Tony and Susan" (1993), empieza mal, con estas señoras obesas mórbidas desnudas bailando, pese a que alguna lleva unas botas blancas altas que objetivamente están muy bien. Pero no hay forma, el espectáculo es aberrante. Más adelante Amy Adams aparece con otras botas parecidas pero negras, aunque no se las ve bien. Vale, gracias pero no es bastante. "Animales nocturnos" promete mucho, las críticas en esta página y en las publicaciones especializadas son generalmente muy buenas, además se ha llevado varios premios, pero ofrece muy poco, como thriller psicológico con un estilo a lo David Lynch, que se supone enrevesado, complejo y profundo pero que no es ninguna de estas cosas en absoluto, aunque lo pretenda con ganas.

Dicho esto, la película engancha y te mantiene a la expectativa, los actores se lucen y el diseño, aunque demasiado frío, es elegante. Sin embargo, todo termina siendo demasiado obvio, retorcido y en el fondo ridículo. El argumento se basa en la yuxtaposición de dos historias, la una real y la otra ficticia, fruto de una novela, que sí, es entretenida, pero que como paralelismo con la primera está muy cogida por los pelos. En cualquier caso, el error de Tom Ford es que no va más allá de lo que plantea, siempre sabemos cuál es una y otra, qué es real y qué no, su propósito y hasta qué personaje encarna al villano del relato, lo que me parece muy injusto, Lo peor es que al final todo queda reducida a una especie de venganza que es un chiste, o mejor, una pijada absurda que se le hubiera ocurrido, que no llevada a la práctica, al doctor Frasier Crane (Kelsey Grammer) de "Frasier" (1993-2004).