En realidad los distintos personajes que aparecen en la película no están en coma sino que están aburridos como ostras hasta el punto de quedar en estado vegetal. Y lo peor es que esa sensación la transmiten al espectador que hará bien en darse algún paseo para poder afrontar los últimos minutos con los párpados bien abiertos.

La historia, sin ser nada de otro mundo, promete un drama médico de los que gustan a los americanos. Pero en realidad no se sabe muy bien por donde va. Aparecen más personajes, la doctora, el investigador y poco a poco se va formando un lío padre que no hay como solucionar. Cuando entramos en lo que es la "novedosa terapia" resulta que esta no es más que una adaptación de "La Celda" y "Matrix". Básicamente entrar en la mente del enfermo pero con unos peligros que son injustificables pero que se añaden para que la cinta tenga algo de emoción.

"La última puerta" quiere ser un drama pero deviene sin querer en ciencia ficción. Se propone emocionar pero aburre hasta decir basta. Trata de ser profunda pero no es más que superficial. Por ejemplo, las historias de los personajes no hacen más que confundir y eternizar la trama estirando el argumento hasta límites insospechados.

Lo dicho, la única virtud, sus escasos 93 minutos de duración, que eso si, se te harán largos de narices.