Seguimos en Japón, sí, ya sé que se me ha colado entremedias la crítica de "Tren a Busan" (2016), pero volvemos a cambiar totalmente de registro desde "Your Name" (2016) a esta "Ju-on" o "La maldición", de a la animación adolescente al J-Horror. Lo más curioso de esta película es que no ha dejado de repetirse. Tenemos tres versiones, la original que es ésta, que salió directamente para vídeo, luego otra del 2002 para cine, y por último la versión norteamericana, cada una con su correspondiente segunda parte, todas ellas, las seis, dirigidas por Takashi Shimizu. Luego vendrían más entregas de la saga pero ya con otros responsables. Aunque de todos modos, algún purista me corregiría afirmando que la presente no es realmente el inicio de todo sino que el verdadero origen de "Ju-on" está en sendos cortos, "Katasumi" y "4444444444" (ambos de 1998), realizados por Shimuzu.

Sea como fuere, lo que nos interesa es si al final vale la pena, si la película es buena o lo contrario. Pues en parte no y en parte en sí. En su defecto, destaca sobre todo la falta de medios con los que contó, incluido unas interpretaciones malillas, lo que le da aspecto como muy de serie B. Peor aún es que en realidad "Ju-on" no deja de ser un conjunto de cortos débilmente hilvanados, con premisas cambiantes (los fantasmas hacen lo que les da la gana) y bajo una secuencia temporal que puede confundirnos. En este sentido, Biopunk nos explica muy bien en el SPOILER las tres tramas principales pero teniendo en cuenta que aparecen fragmentadas en la película. Dicho esto, "Ju-on" no es mala. De hecho, el aspecto rudimentario la dota como de mayor autenticidad, da mal rollo y las apariciones espectrales son impactantes. Confieso que he sentido miedo en tres o cuatro ocasiones.