Digamos con claridad que prácticamente todo lo que dice la izquierda es falso. De momento vamos a dejar para otro día la respuesta a que si todo el mundo es de izquierdas, cómo podemos entonces vislumbrar la verdad. Pero lo que está claro que Gillo Pontecorvo, que siempre fue comunista ortodoxo, estuviera afiliado o no al partido, nos va a contar una trola sobre la Operación Ogro. No sobre el atentado en sí, que se ajusta bastante a la realidad, tal y como se recoge en el libro en la que se basa la película, "Operación Ogro: Cómo y por qué ejecutamos a Carrero Blanco" de la etarra Eva Forest bajo el pseudónimo "Julen Agirre". Por cierto, que la señora fue acusada de colaborar no sólo en este magnicidio sino también en el terrible atentado de la cafetería Rolando de 1974, en el que murieron 12 personas y 71 fueron heridas, pero por arte de la transición, gracias a la vomitiva ley de amnistía de 1977, se le perdonó toda culpa. Pelillos a la mar, que los muertos eran "fascistas" malos. Luego llegó a ser hasta senadora.

Pero la ejecución material del atentado es lo de menos, aunque cinematográficamente es lo más logrado, junto a algunas actuaciones, porque lo interesante de "Operación Ogro" es la justificación ideológica del terrorismo. Se puede decir que la visión que aquí se ofrece es la de los etarras y que por lo tanto puede ser criticada. Pero no lo creo, sino que es la de Pontecorvo, a través de los terroristas. Es decir, que el director pensaba que el franquismo era fascismo, que se reprimía a tiro limpio cualquier muestra de oposición o que quería extirpar de raíz todo lo vasco, como se ve en una lamentable e irreal escena con lo de "¡Españoles! ¡Vascos!". Es decir, trolas que cualquier persona informada debería saber identificar. Por ejemplo, el reconocimiento de las identidades y lenguas periféricas fue inmediato, incluso potenciado a partir de 1945. En definitiva, el origen del terrorismo no tiene nada que ver con el hecho de que en España hubiera una dictadura pero sí para que fuese defendido antaño por los progres.

Ahora bien, el italiano introduce un matiz muy importante, con el que la mayor parte de la izquierda está de acuerdo. Que si bien el terrorismo es lícito bajo la dictadura, en democracia ya no lo es. O sea, que si al principio la ETA, como luchaba por la libertad era querida, luego no porque se volvió "fascista" al seguir usando la violencia en "libertad". Exactamente, otra trola más. La ETA sigue siendo tan luchadora por la libertad antes de 1975 como después. Lo que sucede es que su sentido de la libertad es más completo y radical que el del resto de la población, lo que produce un inevitable choque. La organización terrorista reclama, en nombre de esa libertad, el derecho de autodeterminación de una región y la democracia no se la reconoce sino que constitucionalmente se le niega. Es decir, que el estado, da igual que autoritario como democrático, vulnera un derecho básico, que es precisamente lo que la ETA exige. En conclusión, que desde un punto de vista democrático, la ETA tiene razón.