"¿Hacemos una porno?" tiene diversos y graves problemas. El primero, que no me creo nada de lo que sale. Por ejemplo, ¿estos dos amigos de la muerte? ¿viviendo juntos? ¿que la llamen "Apestosa Linky"? Y porque no me quiero meter en toda la parte sexual o afectiva que es entre grotesca y absurda. ¿En serio me quieren convencer que el protagonista, Zack (Seth Rogen), nunca se ha sentido atraído por una chica con la planta de Elizabeth Banks, es decir, nuestra Miriam en la ficción? ¿Y que sólo descubre sus sentimientos después de que pase X, y lo de X no va por lo del porno? ¿Kevin Smith nos toma por idiotas? Peor aún, ¿que ella se enamore de semejante tipo ordinario, feo y de personalidad "pringado 100x100"?

Como digo, no me creo esta pareja, ni esta situación, ni esta trama, ni la evolución, ni el final. Ahora bien, podría valer la pena si fuera divertida, original y sexy. Para nuestra desgracia no lo es, aunque Kevin Smith está convencido de que metiendo un taco o una palabrota cada 22 segundos (en IMDB han contado 215 veces la palabra "fuck" y 70 "shit") consigue las tres cosas a la vez. Craso error. La película no sólo hace nada de gracia con su ramplón desarrollo sino que encima echa a perder su único recurso valioso: Elizabeth Banks explotando su lado erótico. De hecho, el mejor momento del largometraje es la fantasía de Zack en la que la ve con una botella de cerveza, que sólo dura 3 segundos. El resto, bochornoso.