Esta comedieta española no es que sea de guante blanco que digamos. Eso sí, aunque no son bien hablados, no es nada cochina, lo cual es casi una novedad en productos de este tipo. Claro que en lo fundamental, que es hacernos reír, anda alicaída. Tiene sólo dos o tres momentos graciosos, en la fiesta o el atraco, siempre protagonizados por Pablo Carbonell, él único que sí dibuja un personaje cómico de verdad. Sancho Gracia lo intenta, con un resultado mejorable, y Carlos Fuentes, ni siquiera eso.

Aunque, para que vamos a decir otra cosa, lo más llamativo es Elsa Pataky, tan guapa ella, pero en un personaje raro dentro de una película que es cutre pese a que por momentos te despierta simpatía. Para mí, que esos micrófonos que se ven asomando cada dos por tres es porque estaban más pendiente de la madrileña que de su trabajo. Lo demás, muy flojo, entre lo absurdo y lo estúpido. Eso sí, qué casualidades, Carlos Fuentes es físicamente igual a un amigo mío, que además, es mecánico.