Lo primero y más importante que hay que aclarar es si en ese momento Sri Lanka es colonia británica o no. La isla se independizó en 1948, en mala hora, y la película es de 1954. Sin embargo la novela homónima de Robert Standish, seudónimo de Digby George Gerahty, fue escrita precisamente en el 1948. Por ahí salen un puñado de hacendados blancos y se nombra repetidas veces al gobernador inglés pero también que la moda es claramente de la primera mitad de los años 50 o que incluso en el aeropuerto aparecen las aerolíneas cingalesas. Mi conclusión es que se ha ubicado en un terreno intermedio, sin decir ni una cosa ni la otra. Ahora bien, si nos satisface, como es en mi caso, podemos imaginar que efectivamente se encuentran en la antigua Ceilán colonial, si bien de lo que sale, sólo el fastuoso palacio oriental va en esta dirección.

De la "Senda de los elefantes" lo mejor que puedo decir es que Elizabeth Taylor, que es una actriz que no acaba de engancharme, está muy guapa, si bien su Ruth se da unas prisas que para qué. Hace que se conocen ¡dos semanas! Pues ella tiene la culpa de las posibles decepciones que se lleve, que alguna hay y gorda, aunque pretendan hacer como que no pasa nada (SPOILER). El caso es que si pretenden que tengas miedo a estos elefantes tan simpáticos lo tienen claro, por más que digan que su jefe sea "dañino y destructor". En esencia el largometraje es un cruce entre "Rebeca" (1940) y "Cuando ruge la marabunta" (1954) pero a la baja y con un final que ya averiguamos a los cinco minutos, aunque de por medio metan mucho misterio que no va a ningún lado. Eso sí, el uniforme de enfermera, con zapatos de tacón incluso, es muy bonito.