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Voto de Reaccionario:
8
Drama. Comedia Judah y Clifford son dos hombres enfrentados a sendos dilemas morales de diferente gravedad. Cuando Judah, un reputado oftalmólogo, pretende poner fin a su relación extraconyugal, su amante lo amenaza con arruinar su vida contándoselo todo a su esposa; según su hermano Jack la única solución es asesinarla. Por su parte, Clifford es un director de documentales que se ve obligado a rodar una película sobre su cuñado, al que desprecia. (FILMAFFINITY) [+]
9 de septiembre de 2012
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a todo lo comentado al respecto, no me queda muy clara la visión de "Delitos y faltas". Lo que si es evidente es que es una gran película y puede que la más filosófica de todas las que ha rodado Woody Allen. Aunque para nada descuida el humor, pues tiene momentos de lo más divertidos, en ella priman temas existenciales, dando rienda suelta a las dudas del propio director sobre el bien y el mal, la culpa, el castigo, Dios o el sentido de la vida.

Allen no hace trampas y por eso otorga la palabra a los dos extremos, digamos, del espectro político, a las cosmovisiones o ideologías que se pueden tener al respecto. Por un lado tenemos la postura izquierdista, que es nihilista, materialista y atea representada por la tía Mel pero también por Lester (Alan Alda), el profesor Levy y Judah Rosenthal (Martin Landau), pese a las dudas de este último. Su mensaje es que, al no haber un ente superior a nosotros no puede existir ni moral, ni justicia (ni aquí, ni en otro mundo), ni nada positivo. El mundo sería "cruel, falto de valores y despiadado". Por supuesto, nada tiene sentido y lo único que se puede pedir a la vida es el disfrute, el placer, al precio que sea, claro está, siempre que no te cojan.

Por otro lado estaría la visión derechista representada por Ben (Sam Waterston), el padre de Judah, otros familiares suyos y hasta el propio Cliff (Woody Allen), que es teísta, espiritual e idealista. Según esta visión, gracias a la presencia de Dios puede existir la moral, la justicia (en este o en el otro mundo) y los valores (el amor, la misericordia, la bondad, etc.). Entonces, la vida tendría un sentido, nada da igual, pues nuestros actos no son intrascendentes sino que es preciso que se ajusten a esa "estructura moral con significado real" que diría Ben.

Hechas las presentaciones podría parecer que Woody Allen, llevado por el pesimismo, se inclina por la primera opción. En este caso, contestaría a un Judah, que un momento dado afirma lleno de rabia "Sin Dios el mundo sería una cloaca", con un "pues lo es". Entonces la religión no sería más que "patrañas", la conciencia, un fruto de la enseñanza de los padres y la idea de la justicia providencial, un deseo hollywodiense. O sea, todo un camelo para hacer del mundo un lugar más habitable. Sin embargo, como apunto al inicio, no estoy muy seguro de si ese es el significado de "Delitos y Faltas". El pesimismo existencialista de la postura señalada lleva por su propia lógica directamente al suicidio, cosa que sucede en la película con cierto personaje, ¿es eso lo que propone Allen? Yo creo que no. Por otro lado, ¿estamos seguros que el infractor no acabará siendo castigado por el delito cometido? Puede que tal vez no ahora, pero ¿en otra vida? Sí, al final todo se reduce a las dos visiones antes expuestas, la atea y la teísta. Personalmente, no tengo dudas de que la verdadera es la segunda. Es más, no sólo por fe, creencias personales o "beneficios" individuales, sino por la propia validez del mundo, para evitar que sea una cloaca, es absolutamente necesario que lo sea cierta.
Reaccionario
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