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7
Comedia. Infantil Howard Langston es un atareado hombre de negocios que llega tarde a la clase de kárate de su hijo Jamie. Para que le perdone promete regalarle lo que pida por Navidad: Jamie le pide un muñeco Turboman. El problema es que el juguete es el más popular y está agotado en todas las jugueterías. Contando sólo con unas pocas horas antes de la Navidad, Howie inicia una cómica odisea por toda la ciudad a la caza y captura del preciado juguete. (FILMAFFINITY) [+]
8 de diciembre de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya he dicho otras veces, hoy mismo en otra crítica, que 1995 fue el último gran año cinematográfico, pero eso no quita que como efecto arrastre todavía en las inmediatas siguientes temporadas, perdonadme el símil deportivo, siguiéramos disfrutando de trabajos no tan buenos pero sí acertados. Este es el caso de "Un padre en apuros", comedia navideña e infantil, o mejor dicho, familiar, de reseñable éxito comercial, aunque no excesivo. En Estados Unidos se quedó en el puesto 22 en recaudación taquillera y a nivel mundial, en el 24. A mí me ha recordado a "Sólo en casa" (1990), diría que incluso es la misma casa, cosa no muy extraño teniendo a Chris Columbus como guionista además de productor. Sea como fuere, surrealista argumento con un padre que se las verá moradas para comprar un regalo navideño.

Por supuesto, de lo que se trata es de hacer reír, cosa que consigue con creces Brian Levant, además de un modo inteligente la mayoría de las veces, aunque también hay algunas secuencias de porrazos que gustan a mayores y pequeños. Sí, pero por encima del tono afable hay una sátira tan feroz como divertida contra el miedo al fracaso, el consumismo, la competitividad norteamericana o los sentimientos de culpa paternales. De hecho hay un notable paralelismo con "En busca de la felicidad" (2006) pero mientras la de Will Smith sucumbe a un grosero hedonismo la presente obra nos ofrece una valiosa lección humana y social. Claro que en estos tiempos descreídos, materialistas y carentes de sentido del humor, nos molesta que nos recuerden que lo más importante no es el dinero ni tampoco un juguete por muy turbo-man que sea.
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