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Voto de Reaccionario:
3
Western. Aventuras Texas. En 1868, tres años después de la guerra de Secesión, Ethan Edwards, un hombre solitario, vuelve derrotado a su hogar. La persecución de los comanches que han raptado a una de sus sobrinas se convertirá en un modo de vida para él y para Martin, un muchacho mestizo adoptado por su familia. (FILMAFFINITY)
28 de julio de 2013
13 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo me topo con una "obra maestra" de John Ford y de nuevo salgo profundamente decepcionado. De aquí lo único que se salva es algún plano, como el final, y la fotografía pero en lo demás resulta una película muy endeble. Los fallos son tales y tan evidentes que algunos de vosotros los enumeráis, por ejemplo, RandolphCarter ... para luego darle un 10. O sea, sé que está muy mal pero no importa. Seguimos adorando "Centauros del desierto" como buenos sectarios que somos. Ya me gustaría que me corrigieran así los exámenes. En su defensa alegáis la psicología de Ethan (John Wayne), confederado pese a los pantalones unionistas que lleva al principio, la dirección o los paisajes pero me temo que cosas así y mejores las hemos visto centenares, si no miles de veces a lo largo del cine. Por ejemplo, esta historia del rapto de la niña por los comanches se medio repite en "Bailando de Lobos" (1990) pero está contada con tal grado de belleza y maestría que al recordarla, siento vergüenza de lo que aparece aquí.

"Centauros del desierto" se mueve indeterminadamente entre el Western, la aventura, el drama y la comedia sin afinar nunca, mientras deja correr con desgana la historia principal. Las situaciones son muchas veces aparatosas, los actores, en especial Jeffrey Hunter, sobreactúan de un modo lastimoso, le dan un empujón y cae muerto, está disparando y tira el rifle histérico, el montaje es muy malo, saltándose secuencias enteras como cuando están cercados, el personaje de Natalie Wood está mal construido y los fallos de raccord son notables. Por ejemplo, pasamos de la noche al día en segundos. Esto es lo que hace que "Centauros del desierto" sea una mala película, que además fue un fracaso de taquilla, no me extraña. A esto se añade la figura animalesca y demoniaca del indio. De hecho unas mujeres blancas traumatizadas y enloquecidas no son tales sino comanches ya. Con todo, espeluznante la invitación al genocidio por parte del progresista Ford, contado con alegría y fanfarria musical pero eso sí, sin que veamos un muerto.

Por su parte, duele ver el papel reservado a las mujeres. Las pobres se limitan a esperar como unas bobas complacientes a que el varón de turno se digne mirarlas, sirviéndoles con abnegación y una sonrisa sin esperar siquiera agradecimiento. Claro, no están a su altura pensará el feminista John Ford, lo digo por "Siete Mujeres" (1966). Es tal el rebajamiento que la función de Laurie Jorgensen (Vera Miles) es sacarle económicamente las castañas del fuego de su galán y hasta echarse en sus brazos con un letrero escrito "estoy locamente enamorada de ti", para que el tipo no se moleste siquiera en todo eso tan pesado e incómodo de conquistar a una chica, cosa que en el universo de Ford no existe. Es verdad que también pueden ejercer de respetables matronas a las que Ethan obliga a entrar en casa a empujones y entre risas porque no quiere que vea una pelea. Aunque lo peor es la violenta escena en la que alguien se deshace de cierta dama despeñándola por un terraplén entre carcajadas de Ethan. ¡Que divertido que la pateen así!
Reaccionario
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