Precisemos que la presente película es una obra hecha por y para mujeres a partir de la primera novela de la saga de "Mentes más oscuras", que de momento son cuatro. Es decir, que son hembras la escritora, Alexandra Bracken, la directora, Jennifer Yuh, y la protagonista y heroína del relato, Amandla Stenberg. Ahora bien, cómo se han realizado serios cambios entre libro y el largometraje no puedo precisar hasta qué punto o de qué clase son las fantasías que maneja. Por supuesto, feminismo, liberación juvenil y corrección política por todos lados. Pero la directora añade aquí la integración de las minorías étnicas convirtiendo a la blanca Ruby Daly original en una negrita para imponernos el romance interracial, el único apto, en realidad obligatorio, para el hombre blanco heterosexual, y de paso restregarnos su empoderamiento como chica y negra.

Pero dejando al margen que se trata de una fantasía juvenil feminista en el que el espectador varón se va a sentir perdido, además de aburrido, podría estar más o menos bien si la historia, si lo que hay detrás fuera interesante. Por desgracia no lo es. "Mentes poderosas" es un batiburrillo de ideas que hemos visto ya en los clásicos del género, desde "Divergente" (2014-2016) a "Los juegos del hambre" (2012-2015) pasando por "El corredor del laberinto" (2014-2018), presentadas de una manera demasiado tosca. En realidad, casi toda la trama se sustenta en arbitrariedades dictadas por un guión para alimentar la fantasía creada, sin sentidos y errores, todo muy previsible y con una batalla final chapucera. Lo mejor, la banda sonora, en concreto el "Find Me" de los ingleses, por supuesto, Sigma y Birdy es un auténtico temazo, de los mejores del 2016. ‎