Por ejemplo, al final con la gobernadora Milton (Laila Robins), los soldados son todos unos malvados y blancos mientras que los tres o cuatro que no lo son, son todos negros o latinos. Te ríes mucho cuando a veces aparece algún blanco secundario a modo de carnaza, es decir, que sabes que los van a matar a los diez minutos. Las parejas de blancos son imposibles y de hecho, las pocas que se establecen acaban rápidamente con la muerte de uno o los dos miembros. Se puede sacar la frase de "tienes menos futuro que una pareja de blancos en Walking Dead". Hasta el arrogante y brutal Negan (Jeffrey Dean Morgan) pasa por el aro woke y después de haberse rodeado de un harén de chicas guapas cuando estaba en la cumbre, al final le endosan... un desastre, pero eso sí, negra. Lo que ha decaído ese hombre.

Lo peor no es que sea blanco o negro, mujer u varón, si no lo toscamente que se quiere meter a la fuerza a este tipo de personajes o relaciones. Por ejemplo, el grupito que aparece en la temporada nueve, con cuatro tipas duras y un hombre mascota, es lamentable por lo inverosímil que resulta, nadie se puede creer que hayan sobrevivido tanto tiempo, sino que éste supone una vergonzosa concesión al feminismo moderno. Otro ejemplo, el origen de Alpha (Samantha Morton), temporada 9, cuando sale estrangulando a un tío que es un armario ropero histérico es una de las escenas con las que más me he reído en general por lo mal echa que está, como si ella en realidad tuviera más fuerza, además de ser más agresiva y dura, que el musculoso panoli. De pena.

Y ahora otro apartado sobre las relaciones sentimentales. Uno ve el romance de Rick (Andrew Lincoln) y Jessie (Alexandra Breckenridge), temporada 5 y 6, y es natural, es lógico, hay química desde que se ven, él es el líder y un hombre muy atractivo, ella es la chica más guapa y deseable de toda la serie. Queda perfecto, lo inconcebible sería que no se atrajesen. Pero claro, para nuestros progres de hoy día las parejas no se forman según el atractivo de las personas sino según condicionamientos políticos. Es decir, ellas son más seductoras cuanto más feministas, más empoderadas y más negras son. Luego matan a Jessie, temporada 6, y en el capítulo siguiente, así de un día para otro, sin el más mínimo pudor, sin guardarle el más mínimo duelo, obligan a Rick a liarse con Michonne (Danai Gurira), como si ese fuese su gran amor. Pero claro, el romance es un pegote indecente e improvisado, que no aparece en el cómic, y del que no ha habido señales en las cinco restantes temporadas anteriores, de la 2 a la 6, cuando ellos dos ni se miraban. Un asco. Pues así de cutres y de políticamente correctas son todas las relaciones que aparecen por aquí. Miedo tenía que le buscaran una petarda a Daryl (Norman Reedus), que incomprensiblemente no se come una rosca en doce años, el pobre, no vale la historia enlatada con Leah (Lynn Collins), temporada 10. Con lo cautivador que es. Pero mejor sólo que mal acompañado. Así que bien.

Por cierto, que se ve que la forma de salvar al mundo de la plaga zombie es que gobiernen los negros y que acabe la raza blanca, fantasía que es la que ofrece precisamente la serie. Como todas las parejas son mixtas, todos mulatos, mestizos e híbridos, en una generación se ha acaba el hombre blanco, que es el verdadero peligro, como nos dejan bien claro aquí. Un aplauso para estos progres, racistas y genocidas.