Los números hablan por sí mismos. Si el primero episodio de "Señoras del (H)AMPA" tuvo prácticamente tres millones de telespectadores para alcanzar una meritoria audiencia del 20,9% de cuota de pantalla, a partir de aquí su seguimiento comenzó a menguar hasta alcanzar en la segundad temporada el 3,3% de share de media, con cifras tan pobres como un 2,4% y 2,2% de cuota de pantalla, con solo 104.000 espectadores, en su penúltimo y antipenúltimo episodio, me refiero al 18 y 19. Porque el desastre fue tan grande que la última tanda de la segunda temporada no la han emitido directamente por la televisión porque, total, ya nadie la veía. Y por supuesto Mediaset ya ha cancelado su renovación.

¿A qué se debe este hundimiento que ni el del Titanic, cuando tenemos un comienzo con chispa, original y atrevido, sustentado en una buena idea cómica, personas normales metidas en situaciones anormales y además peligrosas, y varias actrices de talento, pienso en Toni Acosta, que es además de guapa, graciosa? Pues que rápidamente se vuelve una burda fantasía feminista-lésbica, cosa lógica teniendo en cuenta quiénes son sus creadores LGBTQ, plagada de situaciones absurdas, que ya no son divertidas porque se las toman en serio. Es decir, ellas se vuelven unas superwomen y nosotros somos invisibles, malos, lelos y/o ridículos. Así, toda la parte de las enmascaradas es tan patética como disparatada.