Las comparaciones son odiosas pero el recuerdo que tengo de "A pleno Sol" (1960), la adaptación de la novela con el mismo nombre de Patricia Highsmith del año 1955, hasta que llegara la de Minghella, es la de una película con una historia más redonda, personajes mejor dibujados psicológicamente y una parte de thriller bastante más angustiosa. Por no hablar de la diferencia entre Alain Delon y Matt Damon. Con deciros que al primero quieres que no lo cojan y al segundo, sobre cuyo personaje siento indiferencia, que lo hagan cuanto antes, está todo dicho. Por lo demás, como suele suceder con nuestro director británico, exquisita puesta en escena, ambientación italiana, banda sonora o vestuario, de lo que resulta un trabajo muy elegante con un aire a la "Dolce Vita" (1960).

Con todo, "El talento de Mr. Ripley" cuenta con un error mayúsculo: altera el personaje principal, lo que hace que desentone con la trama. Si A es capaz de hacer B porque es C, si deja de ser C ya no puede hacer B. De hecho, cuando la estaba viendo, sin haber leído la novela, ciertas partes, principalmente la trama gay, me sonaban como a pegote impuestos para humanizar al personaje en cuestión. Dotarle de una ambivalencia que, primero no funciona, y segundo, atenta contra la lógica del relato (SPOILER). Por otro lado, los actores bien, menos el propio Matt Damon al que le veo más limitado. Por ejemplo, la escena de la navaja no te transmite nada. Jude Law, fenomenal, con un atractivo y una capacidad de seducción bárbara, y una Gwyneth Paltrow, bella y deliciosa.