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Voto de Reaccionario:
4
Drama Walt Kowalski (Clint Eastwood), un veterano de la guerra de Corea (1950-1953), es un obrero jubilado del sector del automóvil que ha enviudado recientemente. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Es un hombre inflexible y cascarrabias, al que le cuesta trabajo asimilar los cambios que se producen a su alrededor, especialmente la llegada de multitud de inmigrantes asiáticos a su barrio. Sin ... [+]
18 de diciembre de 2011
8 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iba a empezar escribiendo que definitivamente Clint Eastwood no sabe, ni puede hacerlo mejor, pero recuerdo que "Un mundo perfecto" es suya y lo cierto es que me pareció una gran película (lo cual me obliga a verla de inmediato para comprobar si el recuerdo que tengo de esta última es tan bueno como merece). Tampoco es mala "El Jinete Pálido" o "Ruta suicida" así que es posible que Clint haya ido sufriendo un deterioro a medida que pasan los años.

Resulta que ya son unas cuantas películas dirigidas por Eastwood con pretendido marchamo de obras maestras que una vez vista te dejan un mal sabor de boca impresionante por la torpeza a la hora de rodar, a la hora de plantear las situaciones, (¡Y sobre todo de resolverlas, como el final, que hasta te da la risa!), de escoger tramas tan insustanciales. En fin, la crítica es parecida a la que he expuesto en otras ocasiones, como en "El intercambio": le falta arte, transmitir algo. Rueda sin emoción, sin intensidad como si la cinta hubiera sido realizada mediante un programa informático que selecciona de modo automático el tipo de encuadre, la duración de los planos, etc. todo técnicamente correcto pero vacio de humanidad.

Reconozco que en "Gran Torino" Clint se esfuerza más que en otras cintas en dar profundidad a los personajes, en trabajar un poco más la trama, los diálogos y las emociones (si bien el guión sigue siendo igual de flojo) pero aún así lo hace de una manera tan seca que decepciona. Por ejemplo, cuando se confiesa, es de una aridez que te deja cuajado.

Al final, ya sea por lo mal planteado de la historia (a ver, quien necisita ayuda son los de la banda no el vecino) o por lo repetitivo del personaje Kowalski (la manía de los traumas familiares mal concebidos, incomprensibles, estereotipados; su chabacanería macarra; su comportamiento errático; su retrato pasado de rosca del héroe americano, etc.) "Gran Torino" no logra siquiera aprobar en una cinta donde se nota demasiado la huella de un director, que de forma inconcebible, goza de un reconocimiento inmerecido por películas tan flojas como esta (o su gran pifia-premiada "Sin Perdón") en vez de por sus memorables interpretaciones en los clásicos de Sergio Leone, la saga de "Harry el Sucio" o cintas emblemáticas como "La fuga de Alcatraz".
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