Antes que nada, he de confesar que no hace mucho tiempo puse esta "Top Secret!" como ejemplo de comedia absurda. Vaya fallo. La razón es que la recordaba como desternillante cuando la vi de niño por primera y única vez. Ahora bien, una segunda revisión me ha mostrado la endeblez, más que de este trabajo, de ese estilo que sólo con "Agárralo como Puedas" parece que encontró el equilibrio necesario entre lo surrealista y lo real. En este caso la sucesión de gags que componen "Top Secret!" se digieren sin mucha ilusión. Es cierto que algunos te hacen reír lo que hace que en conjunto sea un trabajo pasable. Aún así está lejos de ser realmente divertida por tonta, obvia y estúpida. Por cierto, el argumento de que el humor envejece es uno de los flojos que he escuchado nunca. Ahí está Woody Allen, los hermanos Marx o Charles Chaplin dibujando carcajadas desde hace muchos más años que los Zucker y Abrahams.

Quizás lo mejor de "Top Secret!" sea aquello que escapa a la sucesión de paridas con poca gracia. En este sentido, que no se me pase que esa vaca debería haber sido de plástico. Vaya error como un piano poner una de verdad. Pero como decía, por ejemplo, la banda sonora es buena y encontrar qué películas se han parodiado te entretiene. Haciendo memoria me sale: "James bond contra Goldfinger", "El Lago Azul", "En busca del Arca Perdida", "La Gran Evasión", "El hombre que sabía demasiado" y "La fuga de Alcatraz". Aunque seguro que hay más. Aún así, lo mejor es la denuncia-sátira completamente real de la triste situación al otro lado del telón de acero, esa que algunos tratan de defender. Aquí sale desde las miles de atletas dopadas con hormonas masculinas hasta los que murieron o fueron asesinados, puede que 5.000 personas, por querer atravesar el muro, pasando por el terror de la Stasi, la policía secreta de la Alemania Oriental.