Emocionante película medio acción, medio comedia, que se ve de un tirón. El ritmo es muy rápido, sucediéndose situaciones drámaticas junto a otras cómicas, que hasta te hacen reir a carcajadas, con bastante agilidad. La pareja de Mel Gibison y Danny Glover tiene gran complicidad, gracias, entre otras cosas, al cuidado perfil psicológico de los personajes y el contraste de los mismos. Además, las escenas de acción están bastante bien logradas. Y su inevitable y estupenda banda sonora ochentera.

Hay que decir que Mel Gibson y su propio personaje están sembrados. Está eléctrico (nunca mejor dicho), enchufado, como una máquina y todas sus apariciones desprenden una energia que te sacude todo el cuerpo. Será gracias al gancho de ciertos actores de otra generación, (de los 80 y 90) porque de los actuales, no vale la pena hablar.

En fin, un clásico que marcó escuela. Sin pretensiones narcisistas, sin complicaciones innecesarias, simple, directa, fresca, emocionante y divertida, muy ochentera. Un estilo que se debiera recuperar en la cinematografía actual.